
Devorados en un ritual antropófago
En la confluencia del río Uruguay, con el Paraná, en lo que hoy se denomina Punta Gorda, a finales de enero del 1516, un flecha envenenada acabó con la vida de varios de estos expedicionarios. No se sabe que se hizo con los cadáveres de los muertos. Muchos señalan que fueron devorados por los propios atacantes, en un acto caníbal de pura antropofagia ritual. Aunque ahora corren tesis que defienden que estos españoles se quedaron en la zona, y convivieron los nativos.
Lo cierto es que la desaparición de Juan Díaz de Solis obligó a posponer el proyecto en encontrar la salida al Mar del Sur algunos años más.
La expedición, ahora al mando de Francisco Torres, decidió tras la escaramuza -parece que murieron o desaparecieron 10 españoles-, tornar de nuevo a España. Solo dos de las tres naves llegaron a Cádiz, el 4 de septiembre de 1516, tras sufrir una de ellas un naufragio, precisamente en la isla de Yuruminrin, en donde desaparecieron otros 18 expedicionarios, en el viaje de retorno.